Son muchas las historias que conocemos que involucran a animales que hacen lo imposible por salvar a sus cachorros, sin importar la situación en la que se encuentren. Las madres se desviven por salvar a sus crías y cuidarlos de cualquier peligro.

Pues este es otro de los ejemplos de increíble comportamiento de un animal frente a la adversidad, a la crueldad del hombre y su deber como madre.

Lina se llama la heroína de esta historia. Y es una perrita callejera que fue hallada en Merlo, Buenos Aires, amamantando a sus cachorros a pesar de haber sido gravemente quemada con aceite hirviendo.

Según lo que pudo saberse, Lina fue a pedir comida a una casa donde no sólo le negaron un pedazo de pan, sino que recibió un ataque atroz: la rociaron con aceite caliente.

Así estaba lastimada Lina.

La perrita huyó y, a pesar de sentir extremo dolor, volvió a donde estaban sus cachorros para amamantarlos y cuidarlos mientras pudiera.

En ese estado la encontró Carolina, una voluntaria de la ONG Proyecto 4 Patas, que interpuso una denuncia por el caso.

«Así la encontramos, con heridas y quemaduras en su lomo, en su cabeza y parte de uno de sus ojos. La imagen era desgarradora porque ella, con todo el dolor que uno puede imaginar, seguía amamantando a sus cachorros«, recuerda Carolina.

Los cachorros, a pesar de tener parásitos, estaban en buen estado de salud, todo gracias a su madre.

Lina alimentando a sus cachorritos luego de recibir la primera curación.

La organización decidió cuidar de Lina y de sus cachorros, además de comenzar a buscarles un hogar a los pequeños.

“Siempre fue buenísima aunque nos miraba con desconfianza al principio; aún así se dejaba limpiar y curar esas heridas terriblemente dolorosas sin resistirse ni una sola vez. Y tardó muy poco en empezar a mover la cola cada vez que nos veía. Era terriblemente doloroso verla con sus cicatrices pero ella se comportó en todo momento con una entereza admirable que nos emocionaba. Dulce, buenaza, agradecida, una perra increíble», relata la joven.

La perrita se dejaba realizar las curaciones y así se recuperó poco a poco.

Su espíritu no se doblegó en ningún momento.

Lina tenía un ojo con un derrame debido al aceite caliente y temían por que perdiera la visión. Además estaba gravemente quemada en su lomo. Pero poco a poco, con los tratamientos adecuados y el cariño que se merecía, comenzó a recuperar la salud hasta que estuvo fuera de peligro.

Tras semanas de tratamiento Lina estuvo lista para ser adoptada. No sólo ella estaba en un mejor estado de salud, sino que sus cachorros habían crecido y habían sido adoptados.

En Proyecto 4 Patas buscaron a la familia adecuada y decidieron que la de Alfio, otro perro rescatado, era la ideal para la dulce perrita.

Lina junto a su hermano adoptivo, Alfio.

«Los primeros días fueron difíciles para Lina: temblaba, no levantaba la cabeza y se quedaba quieta en el mismo lugar. Incluso en un momento se hizo pis del miedo pero nosotros sabíamos que era cuestión de tiempo. Cada vez que la visitábamos en el refugio mientras se recuperaba, nos ponían muy contentos al ver lo buena y juguetona que era. Así que sabíamos que con los días se iba a ir aflojando», dice Daniela, su adoptante.

Su nueva familia hizo todo lo posible por que perdiera el miedo. Le presentaron a los gatos, la sumó a los paseos con Alfio y le daba acceso a toda la casa, libremente. Poco a poco, empezó a sentirse cómoda, como en casa.

Ahora, cuando sale con Alfio y Daniela de paseo, corre a las palomas y a todos los perros que se acercan a jugar “Juega con la pelota, la trae y la mastica, cuando puede le saca el juguete a alguno, lo acapara y no quiere devolverlo. Es una perrita obediente y muy muy buena. Ahora vino a moverme la cola, está calentita porque viene de tomar sol en la terraza. Trato de sacarle una foto para inmortalizar este momento pero es imposible, ella se emociona y se tira al piso, se me tira encima y se tapa la cara con la pata, y no para nunca de mover la cola. La pata en la cara y la cola que nunca deja quieta son dos detalles muy característicos de ella, es un perro muy feliz: no recuerdo otro perro que moviera la cola permanentemente, sin parar, por todo y por nada», dice emocionada Daniela.

La familia de Lina.

La Nación

En su nuevo hogar Lina es feliz, y quizás olvide la crueldad de los seres humanos y que de tan terrible forma conoció.

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