Un grupo de arqueólogos hizo el impresionante hallazgo de un niño enterrado en un cementerio italiano hace más de 1.600 años. Uno de los hechos más llamativos del hallazgo es que el cuerpo tenía una piedra en la boca para evitar que se levantara después de ser sepultado.

La piedra estaba dentro de la mandíbula del esqueleto, data del siglo quinto y era usada como parte de un ritual hecho para evitar que los “vampiros” ascendieran a la tierra.

Los restos óseos corresponden a un niño de aproximadamente diez años, y fueron hallados en Roma, los arqueólogos se mostraron desconcertados por la presencia de la piedra introducida en la boca.

Todo formaba parte de una práctica funeraria hecha por la población para evitar que la persona fallecida se levantara y contagiara a otros con la enfermedad que había sufrido.

Los investigadores llamaron a los restos “Vampiro de Lugnano”, aclararon que el menor fallecido, cuyo sexo no se pudo identificar, había estado infectado de malaria y esa habría sido la causa de su muerte.

David Soren es un arqueólogo de la Universidad de Arizona y comentó: “Nunca he visto nada igual. Es extremadamente extraño y raro”.

Los arqueólogos que descubrieron los restos comentaron que la piedra fue colocada a la fuerza dentro de la mandíbula del menor hallado en el Cementerio de los Niños, un lugar donde han hecho otros descubrimientos desconcertantes.

Tal como el de los restos de otro niño de aproximadamente tres años que al momento de su muerte estaba cubierto de piedras.

Los científicos están investigando si los menores fueron enterrados según rituales de brujería, junto a ellos había sepultados objetos como garras de cuervo, y calderos de bronce.

El cementerio fue asignado para sepultar a los menores que morían a causa de alguna enfermedad.

Jordan Wilson es un bioaraqueólogo que examinó el cuerpo del menor hallado en Roma y aseguró: “Es un tratamiento mortuorio muy inusual que se ve en diversas culturas, especialmente en el mundo romano, podría indicar que mantienen el temor de que la persona fallecida regrese de los muertos y contagie a los vivos con su enfermedad”.

Uno de los métodos medievales usados para prevenir que los fallecidos se levantaran entre los muertos, tal como la inserción de una piedra pesada en su mandíbula, era enterrarlos con una estaca en el corazón.

Esa práctica fue realizada en Europa y Gran Bretaña, en la sociedad consideraban que había “muertos peligrosos” considerados vampiros que fueron enterrados para evitar que se levantaran de su tumba.

Hace seis años hallaron en Bulgaria un cuerpo en condiciones aterradoras. El esqueleto estaba atado al suelo con cuatro abrazaderas de hierro, sobre su tumba se colocan brasas ardientes.

Según la investigación, los huesos pertenecen a un hombre de aproximadamente treinta años, habría sido sometido a un ritual de superstición hecho para evitar que se convirtiera en otra persona después de su muerte.

Daily Mail

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