Las páginas de los diferentes medios se han llenado de imágenes alarmantes por las catástrofes naturales recientemente acontecidas y en especial, por el terremoto que ha sacudido a la ciudad de México. Sin embargo, una buena noticia nos llega ahora como una luz de esperanza frente a tanta adversidad.

Se trata de una madre mexicana que logró dar a luz en plena calle minutos después de que el catastrófico terremoto hubiera comenzado.

Jessica Mendoza llevaba seis centímetros de dilatación cuando el suelo empezó a temblar. Estaba en una sala de parto y recuperación del Sanatorio Durango, y su instinto de madre le cegó de lo que pasaba a su alrededor. “Pese a todo lo que ocurría, seguí con mi alumbramiento. Me aislé por completo: no escuchaba nada. Solo recuerdo que estaba mi médico, las enfermeras, una partera, mi marido y mi madre. Ellos abrían paso entre el caos para poder dar con un espacio seguro”.

Su médico, las enfermeras y su esposo, Amado Ortiz, trataron de encontrar un lugar seguro donde pudiera seguir con el parto en pleno terremoto. Es así que la ubicaron en una banca situada en la esquina del hospital, en plena calle.

Con la intervención de policías, pudieron montar una especie de habitación con sábanas para que Jessica pudiera continuar con el alumbramiento. Tras media hora de trabajo de parto, donde no fue necesario ni anestesia ni cesárea, la nueva madre recibió a su bebé que venía al mundo en medio del caos.

Lo único que utilizaron los médicos para ayudar a Jessica en su parto fueron gasas, guantes y una herramienta para medirle la frecuencia cardíaca.

La madre asegura que ha sido un parto milagroso, ella pudo aislarse de todo lo que ocurría en ese momento tan inquietante. El resto corrió a cargo del equipo de médicos y enfermeros del centro hospitalario, quienes trasladaron a la mujer a la calle y, mientras todo temblaba, consiguieron salvar las dos vidas sin preocuparse por la suya propia.

Apenas 20 minutos después, madre e hijo fueron trasladados a una sala habilitada para acoger a los pacientes que habían tenido que abandonar las habitaciones del centro hospitalario.

“Ha sido un milagro”, resume Mendoza todavía emocionada ya desde su casa. Quiere agradecer la labor realizada por los médicos y los policías, que fueron capaces de improvisarlo todo: “Han estado magníficos; demasiado profesionales”, añade.

Por su parte, el padre de la criatura, muy emocionado reflexiona sobre el feliz acontecimiento:

“El mundo se caía y él vino a salvar el nuestro. Es el mensaje más grande de amor y ejemplo de fuerza y valentía ante la vida”, dijo Amado Ortiz, el nuevo padre.

Jessica Mendoza también se mostró orgullosa y conmovida por la abrupta llegada de su hijo:

“Dentro de la gran tragedia que hemos vivido en la Ciudad de México, ha sido muy hermoso. Si Adolfo Iñaki ha sobrevivido a este terremoto justo cuando estaba naciendo, va a superar todo en la vida”.

Muchos pacientes han sido desalojados de la clínica y esperan que se compruebe el buen estado del edificio o que por lo menos entrar en las estructuras del hospital ya no suponga un peligro. La cera se ha convertido en un hospital de campaña, plagado de grandes tiendas blancas. Hasta que la tierra deje de temblar ese será el techo para los enfermos y el cuerpo médico.

El País / Twitter

Es bueno saber que en medio de la tragedia, el mundo ha visto nacer un nuevo ser, un nuevo hombre para el planeta que recordará de por vida en medio de qué circunstancias nació, cuando muchos otros cientos perdían la vida en medio de los estragos de la naturaleza.

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